Rafael Pérez

Rafael Pérez

Rafael Pérez (Pastor)Conoció al Señor en el Templo Evangélico de la 19 de Marzo (1989) —Azua—, sirvió durante diez años en la Iglesia de Lucerna (Asambleas de Dios) y como maestro en varias congregaciones de Santo Domingo. También ha trabajado para el Departamento de Publicaciones de las Sociedades Bíblicas Unidas (SBU). En Abril del 2008 comenzó junto a su familia y un grupo de amigos la Comunidad Cristiana PezMundial. Rafael es Administrador de Empresas y vive en Santo Domingo (República Dominicana) junto a su esposa Carolina. Contacto: Twitter (@rperez) / Oficina (809) 238-5414 / rafael@pezmundial.com

Cinco buenas prácticas para aconsejar

Estas cinco prácticas (mostrar genuino interés, tener la misma fuente de autoridad, buscar oportunidades, depender de Dios y evitar controlar al aconsejado) son un buen punto de partida para comenzar a capacitarnos como consejeros.

[Audio] Misericordia de David hacia MefiBoset

Veremos que la salvación es la iniciativa de Dios, que se ofrece no por obras o méritos sino por pura gracia, que tiene su origen en los méritos de alguien más, que se recibe con profundo agradecimiento y humillación y que seremos capacitados para recibir sus beneficios.

Cómo discutir sobre la preferencia homosexual

No somos nosotros contra ellos, sino, nosotros a favor de ellos y en contra de cualquier conducta y estilos de vida que dañen la imagen de Dios. No se trata de los cristianos contra los homosexuales, sino de pecadores (nosotros) a favor de pecadores (ellos) en un esfuerzo de que prevalezca la gloria de Dios sobre toda su creación, no la opinión de un grupo sobre el otro.

La gracia común

Los cristianos podemos aceptar con facilidad que Dios ha mostrado su amor para con nosotros de una manera especial, «en que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros», pero regularmente obviamos que la gracia común de Dios está disponible para todas sus criaturas.

[Audio] Dios en tu familia

Esta es la historia de unos padres cuyo hijo nació en un momento poco favorable, que tuvieron que proveerle con los limitados recursos que tuvieron a mano y que aprovecharon bien el tiempo y el beneficio que providencialmente recibieron: poder formar en los primeros años el carácter de su hijo, de forma tal que pudiera retener sus convicciones durante toda su vida, cuando ya no estuviera con ellos.
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