Relatos de Salvación En la primera parte de este año he estado predicando en nuestra iglesia el evangelio desde diferentes relatos del Antiguo Testamento. Han sido sermones con dos enfoques principales: he estado predicando el evangelio primeramente para edificar la iglesia, de forma tal que entienda más profundamente su propia salvación y la historia completa de la redención, en segundo lugar, mostrar a Cristo, para salvación de los que no han creído. En esta exposición de Esdras 1 vimos las diferentes formas en que Dios provee para nuestra salvación.
Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén.Esdras 1:3 RVR
Introducción
Cristo, y no los personajes secundarios (Abraham, Moisés o Esdras), es el tema central de la historia. La primera meta de un estudiante de la Biblia debería ser poder ver a Cristo en cada uno de sus relatos.
Los cuatro grandes relatos de la Biblia que conforman la historia de la redención son (1) la salida de Abraham, (2) el Éxodo de Israel, (3) el regreso del cautiverio y (4) la formación de la iglesia. Todos guardan una estrecha relación, y aunque pueden ser estudiados de forma particular, se debe tener siempre en cuenta la perspectiva completa y su propósito: bendecir con un descendiente de Abraham —Cristo— a todas las naciones de la tierra. Cristo, y no los personajes secundarios (Abraham, Moisés o Esdras), es el tema central de la historia, y la primera meta de un estudiante de la Biblia debería ser poder ver a Cristo en cada uno de sus relatos. En el relato que veremos hoy (regreso del cautiverio) Dios está reuniendo un pueblo que durante setenta años había sido dispersado, edificando un templo que había sido destruido y habitando una ciudad que había sido despoblada; tres analogías que son perfectamente equivalentes con lo que Cristo está haciendo con Su iglesia en este momento. Cristo está reuniendo Su pueblo, edificando Su Iglesia para que sea su templo y asentando una ciudad sobre lo alto de un monte con el fin de que sea luz del mundo. Por eso dice la Escritura: «mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia1».
- 1 Pedro 2:9-10 [↩]