Se les llama «ministros bivocacionales» a quienes aparte de su trabajo en la iglesia tienen que hacer otros trabajos para buscar su sustento y «ministros a tiempo completo» a quienes pueden dedicar todo su tiempo al trabajo en la iglesia y desde él pueden ser sostenidos.
No es un asunto de hacer acepción de personas: si alguien no tiene la naturaleza correcta no puede ser pastoreado. De hecho, sabemos que somos del Señor porque soportamos el cuidado pastoral, lo anhelamos y lo deseamos. El hombre natural, en su rebeldía, no puede ser pastoreado.
No es lo mismo mover ovejas que mover cajas, o camiones, o dirigir los operarios de una línea de producción.
Dejar de pensar en mí para pensar en nosotros y proyectarnos en forma corporativa es un esfuerzo constante e intencional. ¡Es parte de morirnos a nosotros mismos!
Comenzar el trabajo de edificación sin comprender bien el mecanismo solamente conduce a la frustración y a un cansancio sin fruto.
Una valiosa relación en la vida de todo creyente es su relación pastoral, relación que debe ser edificada intencionalmente a través del tiempo con el fin de llegar juntos a glorificar al Señor. El pastor ha sido dado por Cristo a su rebaño para dirigirle, cuidarle y alimentarle, con la advertencia solemne de que un día dará cuenta por cada oveja al Señor de los pastores.
Jesús vio la gran cantidad de gente que lo seguía…
Una de las más fuertes tentaciones que debe resistir un…
La forma en que comienza una relación determina la forma en que se desarrolla. Cristo no invitó a Pedro a seguirle para dar un paseo o recibir un estudio bíblico, sino a seguirle con un propósito claramente definido, que no terminaba en Pedro, sino que lo trascendía, llegando mucho más allá. Le dijo que eventualmente lo convertiría ―por medio de la enseñanza y la práctica― en un pescador de hombres. Quizás la particularidad de su llamado, orientado la acción y no a la reflexión, fue lo que hizo de Pedro un discípulo mucho más proactivo que sus iguales.