Tres (3) referentes incorrectos para el trabajo pastoral

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto. No como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. —1 Pedro 5:2-3

No debemos dar por hecho que nuestra preparación previa siempre será útil, o que será suficiente.

Al leer la primera carta del Apóstol Pedro algo que me llama la atención: Pedro había sido pescador, hombre habituado al mar, sin embargo, cuando escribió a otros ancianos, consiervos suyos, no describió su trabajo con el lenguaje de la pesca, sino con la misma metáfora de la vida pastoril con que su Señor le describió a él la tarea al final de su ministerio: «cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos1». Entonces ahora pedro escribe a otros obreros: «apacentad la grey de Dios que está entre vosotros2». Esto es significativo, pues nos indica la importancia de tener la perspectiva correcta sobre la tarea que se nos ha encomendado. Los obreros del Señor no tenemos la libertad de aproximarnos arbitrariamente a la obra según nuestras expectativas, nuestros conocimientos adquiridos o nuestras experiencias pasadas, no debemos dar por hecho que nuestra preparación previa siempre será útil, o que será suficiente, si hemos sido llamados por Dios hagamos la debida diligencia de ajustar nuestras expectativas, adquirir nuevos conocimientos y desarrollar un nuevo conjunto de experiencias.

Pedro había sido pescador, hombre habituado al mar, sin embargo, cuando escribió a otros ancianos, consiervos suyos, no describió su trabajo con el lenguaje de la pesca, sino con la misma metáfora de la vida pastoril con que su Señor le describió a él mismo la tarea al final de su ministerio.

Tres referentes incorrectos
(No se trata de rechazar estas disciplinas, sino evitar que remplacen el trabajo pastoral.)

Frecuentemente se llega al ministerio pastoral desde otros oficios, y esos oficios pueden ser útiles en algunos aspectos del trabajo y hasta cierto punto, pero se debe tener cuidado para no distorsionar las características particulares del trabajo pastoral: un trabajo de relaciones, de proximidad, relativamente lento y discreto. Los tres referentes con los que más frecuentemente se intentan remplazar las prácticas particulares del trabajo pastoral son los negocios (ejecutivos), los deportes (coaching) y la psicología (sesiones), describiré las diferencias de cada uno con relación al trabajo de un pastor para que estemos atentos:

No es lo mismo mover ovejas que mover cajas, o camiones, o dirigir los operarios de una línea de producción.

  • Los negocios. Con relación una empresa una iglesia es muy distinta, pues no competimos contra otros rebaños, los resultados no dependen de nuestro esfuerzo directo y cuando estamos en medio de la crisis frecuentemente estamos teniendo nuestro mejor año. Quien pretende pastorear el rebaño del Señor como si fuera un ejecutivo de empresa irremediablemente fracasará: perderá pronto o la paciencia o la motivación. He visto el desespero de mis hermanos que vienen de altas posiciones ejecutivas al intentar dirigir un ministerio en la iglesia del Señor, generalmente terminan desesperados, pues no es lo mismo mover ovejas que mover cajas, o camiones, o dirigir los operarios de una línea de producción. Las ovejas son de movimiento lento, muy relacionales, con indicadores de avance relativamente subjetivos que requieren mucha observación y paciente reflexión: la estabilidad de sus movimientos, el aumento en su peso, leves cambios en su temperamento. Siguen la voz de su pastor por familiaridad, no por miedo (a perder su trabajo o compensación) o atracción superficial. La literatura de negocios ha venido poblando el ministerio pastoral, con autores que no ven ninguna línea divisoria entre un oficio y el otro; no podemos dirigir el curso de las casas editoras, pero sí podemos aumentar nuestro criterio y ejercitar el buen juicio. Las herramientas del management pueden ser útiles (los planes, los presupuestos, las estadísticas, las estrategias), pero tenemos que ser sabios para, mientras hacemos uso de algunas herramientas, no ser confundidos en cuanto a cuál es nuestra tarea y cuáles son nuestros medios.

Mientras más usemos el vocabulario bíblico más cerca estaremos de las expectativas de Dios en nuestro trabajo.

  • Los deportes. Con relación a un equipo deportivo, el trabajo pastoral es un trabajo mucho más lento, uno en el que solamente al final de los tiempos veremos concretamente cómo estaba el marcador. La literatura de coaching, por ejemplo, que es una extrapolación de los deportes a los negocios, está orientada principalmente a lo motivacional, utilizando como combustible las expectativas particulares de cada persona (ego) para ayudarle a concretar sus metas. El coaching tiene fronteras de tiempo relativamente cortas, algo muy diferente a las expectativas de resultado en una relación pastoral, y parte de la premisa de que dentro de cada persona está la capacidad para desarrollar grandes proezas. El ministerio pastoral no comienza con las expectativas de la oveja, ni siquiera con las expectativas de sus pastores: comienza con la voluntad del Señor. Nuestra tarea no es ayudar a que nuestros hermanos lleguen primero, ni más rápido, tampoco acelerar el cumplimiento de sus metas o las nuestras, sino ayudarles a que juntos cumplamos la voluntad del Señor, algo que tomará el tiempo que hiciera falta. Hay aspectos motivacionales en nuestra tarea, la Escritura le llama palabras de ánimo o exhortación; mientras más usemos el vocabulario bíblico más cerca estaremos de las expectativas de Dios en nuestro trabajo.

Nuestra lucha no es contra enfermedades mentales, sino contra el pecado.

  • La psicología. Hay muchos prejuicios entre los pastores acerca del trabajo psicológico, pero entiendo que son precauciones mal canalizadas. El estudio de la conducta humana tiene su lugar, aún más el estudio y alivio de las enfermedades mentales desde una perspectiva fisiológica (psiquiatría). A mí me preocupa más la confusión: pastores que pretenden operar como psicólogos y psicólogos que pretenden pastorear el rebaño del Señor. Nuestra lucha no es contra enfermedades mentales, sino contra el pecado, nuestra aspiración no es que nuestros hermanos se mantengan balanceados o se sientan bien, sino que hagan la voluntad del Señor. Un psicólogo y un psiquiatra orientan su trabajo a la generalidad de los hombres, pues la mente y el cerebro nos son comunes a todos, los pastores orientamos nuestro trabajo principalmente a la grey del Señor que está entre nosotros («apacentad la grey de Dios que está entre vosotros»), personas que pueden tener la conducta que agrada a Dios a causa de haber recibido una nueva naturaleza. Aunque indirectamente podamos servirles a todos sepamos cuál es nuestro rebaño. Un psicólogo le pregunta a su paciente que cuáles son sus deseos, un pastor le muestra al pueblo cuál es la voluntad de Dios y le ayuda a hacerla. Nuestra premisa es que el problema no está en la biología, en el trasfondo ni en el entorno de las personas, sino en un punto mucho más profundo: el corazón. La psicología tiene su lugar, pero es un lugar diferente al del trabajo pastoral.

Ahora mismo prevalecen en el pueblo del Señor referencias y expectativas que no vienen de las metáforas que el Señor nos ha dado, sino principalmente de estas otras disciplinas: muchos pastores tienen piensan y actúan más como ejecutivos de negocio (indicadores), muchas reuniones pastorales tienen más bien la apariencia de una consulta (terapia) y muchos sermones parecen más bien los discursos grandilocuentes que le da un entrenador deportivo a su equipo antes de salir a competir (coaching). Para evitar seguir la corriente, sepamos que la metáfora del trabajo pastoral nos habla más de relaciones que de transacciones, más de un trabajo lento y reposado que de resultados inmediatos, más de rendir cuentas —al Señor de los pastores— que de agradar a cada oveja. Amemos el trabajo pastoral, amemos ser pastoreados, amemos pastorear a nuestros hermanos. Hagámoslo según las expectativas, los términos y los referentes que Dios nos ha dado.

Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. —1Pedro 5:4

Relacionado Audio: La relación pastoral.

  1. Juan 21:15 []
  2. 1 Pedro 5:2 []

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