Audio La naturaleza de una oveja. (8 Minutos)
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Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto.1 Pedro 5:2
Introducción
Un gran reto para cualquier iglesia local es mantener la separación entre quienes, son o no son ovejas. La membresía de una iglesia local no puede estar compuesta por todos sus asistentes, sino, por aquellos que providencialmente, esto es, por el poder del Señor, han sido añadidos a su pueblo. Esta membresía regenerada llega a tener una naturaleza evidentemente distinta a la del mundo, una que se puede comparar con la naturaleza dócil de las ovejas. Al nacer de nuevo ellos quieren ser cuidados, quieren ser guiados y alimentados por su pastor. En este breve audio les estaré mostrando cuál es la naturaleza de una oveja y el peligro de dejar entrar a los lobos al rebaño del Señor.
Algunas citas del audio
La tendencia es ser el pastor de una ciudad, el pastor de una región, el pastor de un continente; pero el trabajo nuestro es de proximidad: pastoreamos la grey del Señor que ha sido puesta en una ciudad, la grey del Señor que ha sido puesta en un país.
Como pastores podemos servir bien a todos los hombres, pero nuestra responsabilidad directa y principal está con la grey de Dios: aquellos que fueron comprados a precio de sangre, que recibieron una nueva naturaleza, que de manera sobrenatural tienen unos nuevos instintos, por lo que pueden ser pastoreados.
No es un asunto de hacer acepción de personas: si alguien no tiene la naturaleza correcta no puede ser pastoreado. De hecho, sabemos que somos del Señor porque soportamos el cuidado pastoral, lo anhelamos y lo deseamos. El hombre natural, en su rebeldía, no puede ser pastoreado.
No pretendamos, ni esperemos, que los animales fieros y salvajes se comporten como las ovejas del Señor. No esperemos que los incrédulos se comporten como cristianos, no podemos tener expectativas piadosas sobre el que no ha nacido de nuevo, esperamos, mejor, que sean alcanzados.
Espere que Cristo salve a todos los hombres, cada vez que alguien venga a la casa del Señor dele el trato más amable que pueda darle, pero por favor, llame hermano a aquellos que el Señor compró a precio de sangre, a aquellos que Él puso en su familia, pues nuestros deseos no pueden poner a alguien en la familia del Señor. ¡Cuánto quisiera yo integrar a mano!
Se ha abusado un poco de la parábola de la oveja perdida, pues no todo el mundo es oveja. En Latinoamérica se conoce mucho la parábola por la canción que escribió Juan Romero: visión pastoral. Por regla general, la oveja que es oveja quiere volver al redil. Por regla general, la oveja que es oveja quiere ser encontrada. Por regla general la oveja que es del Señor está aturdida en medio de su inseguridad. Usted sale a buscar y se encuentra con un perro que no quiere volver al redil, con un lobo que muerde, con uno que con el que hay que pelear para poder traerlo. Parece que no quiere ser rescatado, que no ama el redil ni las cosas del Señor. Por favor, vuelve a la casa… ¡Hermano, deje de traer a los lobos!
En vez de decir: «la tomó en sus brazos, curó sus heridas y al redil volvió», usted podría decirse, si no es oveja: «la encontró gozando, brincando y riendo, intentó cargarla, se puso violenta, y hasta lo mordió». ¡No es oveja! Una oveja por regla general, quiere volver al redil, se siente expuesta, no se deleita en el pecado, no practica el pecado. Uno encuentra a estos aparentes creyentes que están en el mundo gozando, deleitándose, se sienten como un igual con el mundo; intentas arrancarle el pecado y te muerden por todas partes. ¡Es un lobo, déjalo allá! Que hermoso sería si Dios le cambia la naturaleza a alguien, y de la naturaleza feroz de los lobos lo vuelva oveja, pero eso lo hace el Espíritu Santo, no nosotros.
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