Introducción
Examen vacío
Somos cristianos, no evangélicos —dicen—, sin saber muy bien lo que es una cosa ni la otra.
Ser evangélico hoy, para muchos, es un calificativo despectivo que tratan de quitarse de encima. Lo digo con tristeza y humildad, pues en otro tiempo, por desconocimiento, yo mismo afirmaba tal cosa. Somos cristianos, no evangélicos —dicen—, sin saber muy bien lo que es una cosa ni la otra. Es un ejercicio de ignorancia, y quienes lo practican cada vez son más: negar la herencia, definirse sobre el vacío, ser un aparecido en la cristiandad; eliminar las palabras para evitar tener que definirlas. Son similares al alumno desorientado que tomó un examen dictado y para aprobar con cien sin estudiar solamente copió en su hoja aquello que se sabía. El profesor dictó tres preguntas y pidió que escriban su nombre y la fecha actual; como era lo único que conocía bien, escribió su nombre con letras grandes en el centro de la hoja (donde tenía que haber copiado y respondido las preguntas), y no puso la fecha para evitar tener que preguntarla.
Entregó el examen vacío con una sonrisa de complacencia, pues lo que le faltaba de conocimiento lo tenía de vana seguridad. El profesor lo recibió y le evaluó allí mismo la única cosa contestada que encontró (su nombre y sus dos apellidos) como si fueran todos los puntos del examen completo, que para colmo, de todos modos rebrobó, pues al escribir su mismo nombre el alumno cometió tres faltas ortográficas. Eso mismo es el evangélico que prefiere negar su herencia para evitar tener que explicarla: un alumno malo que ignora en el examen desde el contenido hasta la fecha y piensa que quitando las palabras puede pasar por listo sin hacer la tarea. Cuando dices que eres cristiano, pero no evangélico, estás diciendo que del examen solamente te sabes tu nombre, y probablemente tampoco lo conoces bien.
Tres elementos de nuestra herencia
¿Qué significa ser evangélico?
El evangelicalismo es una diversidad de confesiones de corte protestante con orígenes distintos aunque elementos comunes, esencialmente tres: Total confianza en la Biblia como palabra de Dios, preocupación por llevar el mensaje salvación con la experiencia personal de haber nacido de nuevo y énfasis en la vida en santidad.
Si tu herencia es evangélica, conócela, afírmala y difúndela; no es una herencia vergonzosa, sino digna, de hombres que se sacrificaron antes para que hoy tú estés aquí. La historia del cristianismo no comenzó con nosotros y probablemente tampoco con nosotros terminará. El evangelicalismo es una diversidad de confesiones de corte protestante con orígenes distintos aunque elementos comunes, esencialmente tres: Total confianza en la Biblia como palabra de Dios, preocupación por llevar el mensaje salvación con la experiencia personal de haber nacido de nuevo y énfasis en la vida en santidad. Somos herederos de lo mejor del Pietismo y del Gran Despertar del siglo XVIII a ambos lados del Atlántico (Juan Wesley, Jorge Whitefield, Jonathan Edwards). Para entender nuestra historia, tenemos que estudiarla y quien conoce su legado lo valora y agradece. Octubre, mes de la Reforma Protestante, es un buen mes para comenzar.