Apocalipsis: Estrellas, Ángeles y Candeleros

Comparto a continuación una serie de notas que preparé como introducción al sermón de hoy, sobre la iglesia de Laodicea, una de las siete iglesias del apocalipsis. Estos puntos sirvieron de contexto para explicar el simbolismo recurrente antes de entrar al cuerpo de la enseñanza, que cubrió más detalladamente la última carta, a la iglesia de Laodicea. Especialmente cubre el significado de las estrellas, los ángeles y los candeleros mencionados entre el capítulo uno y tres así como su aplicación. Presento las notas en forma de puntos ordenados en dos partes (interpretación y aplicación) para que sea más fácil referirme a ellos eventualmente, aclarar o abundar.

Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Apocalipsis 1:10-11

Primera parte
Interpretación del texto

  1. Debemos interpretar cada parte según su género y no extralimitarnos.

    TIPO DE TEXTO Las Sagradas Escrituras están compuestas por libros escritos en diferentes géneros literarios y en algunos casos un libro puede cubrir más de un género. Al interpretarlas, debemos interpretar cada parte según su género y no extralimitarnos. La poesía como poesía: verdades expresadas por medio de juegos de palabras, aquí lo más importante no es el significado preciso o etimológico de cada palabra, sino el significado conjunto que transmiten las mismas. Aislar una palabra de las demás, puede ser fatal a la hora de interpretar poemas, pues existen juegos de palabras donde para contrastar se afirma un despropósito que eventualmente será negado en un fuerte contraste. Si se tratara de relatos históricos o biográficos, podemos darle el trato correspondiente: un significado llano, interpretado básicamente por su contexto histórico-cultural, pero sin buscar simbolismos o alegorías irrelevantes. Si el caso analizado fuera puntual y no se respalda consistentemente en otras partes de las Escrituras, que sea puntual también su aplicación. Al interpretar literatura simbólica, como lo es la apocalíptica, tomemos, en la medida de lo posible de forma consistente, la interpretación de los símbolos que hace el mismo autor, y evitemos, en la medida de lo posible, elaborar doctrinas sobre conjeturas que pueden ser posibles, pero no seguras. Una aplicación devocional de un hecho alegórico, aunque no normativa, podría ser útil siempre y cuando se proceda con prudencia. Allí donde el autor no da las claves para la interpretación y la simbología carece de paralelismo comprobable en otros documentos del mismo género, propongamos posibilidades, pero dejemos abierto el asunto.

  2. El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias. Apocalipsis 1:20

  3. SIMBOLISMO Con relación al texto que tenemos por delante, el simbolismo principal utilizado por Cristo al dar la carta al Apóstol Juan (Estrellas, Ángeles y Candeleros) es explicado por Él mismo en Apocalipsis 1:20: los ángeles y las estrellas significan lo mismo, aunque su significado tendrá que ser inferido, los candeleros sin duda alguna representan a cada una de las iglesias. Cuando Apocalipsis habla de misterios no se refiere a asuntos esotéricos o misteriosos, sino, a hechos que han permanecido temporalmente ocultos y a su tiempo han de ser revelados.
  4. Se habla de ángeles para describir unos seres alados y se habla también de ángeles para describir a los hombres en el cumplimiento de una función de parte de Dios.

    ÁNGELES El término ángel es utilizando en diferentes partes de las Escritura en el sentido de naturaleza y en el sentido de función. Se habla de ángeles, en primer lugar y de forma más generalizada, para describir unos seres alados creados por Dios con características muy distintas a los hombres, y se habla también de ángeles, aunque de forma mucho menos común, para describir a los hombres en el cumplimiento de una función de parte de Dios. El Apóstol Pablo, por ejemplo, afirmó que los gálatas le habían recibido como a un Ángel de Dios, como a Cristo Jesús1. Siendo que ni Pablo ni Cristo son ángeles en el sentido de su naturaleza —Pablo era un hombre normal, inferior a los ángeles como todos nosotros, Cristo era Dios mismo hecho hombre, y superior a los ángeles— con seguridad se puede interpretar que se está refiriendo a su función como mensajeros de parte de Dios. Así, encuentro que la interpretación adecuada de los ángeles y las estrellas, que en el relato de apocalipsis aluden a lo mismo, es que se trata de aquellos hombres puestos por Dios para dar dirección a la iglesia (estrellas), para cuidar de ellas y transmitirles el mensaje de Dios (ángeles). Ministros en el cumplimiento de su función ante la iglesia comisionados por Dios: pastores (para capacitar, cuidar y dirigir), obispos (para velar por ellas) o ancianos (para aconsejar con la sabiduría de Dios).

    Otro asunto notable que respalda la interpretación que infiero arriba, es el hecho siguiente: la amonestación o elogio en cada carta enviada a cada iglesia es dirigida principalmente a su ángel (mensajero, cuidador), si se tratara de seres distintos a los hombres, no sería apropiado ni confrontarlos ni reconocerlos en su labor, pues no hay evidencia de que los seres angelicales tomen parte activa o permanente en la vida de la iglesia, sino solamente los ministros. Como estos ángeles —de acuerdo a la interpretación realizada— son hombres normales comisionados por Dios para cuidar y ayudar a las iglesias entonces son reprendidos juntamente con ellas.

Segunda parte
Aplicación:

  • El clima espiritual de una iglesia es una evidencia del clima que hay en el corazón de sus ministros.

    Las cartas fueron dirigidas al ángel (ministro) de cada iglesia. Esto debe de ser así, pues en gran medida, el clima espiritual de una iglesia es una evidencia del clima que hay en el corazón de sus ministros, ya sea por haber dejado de enseñar sobre determinado asunto (quizás por carecer de autoridad moral) o por haber mirado hacia otro lado ante determinadas situaciones (por temor a los hombres). La generalización sería injusta, pero muy apropiada la revisión cautelar. El corazón del ministro mismo debe de ser el principal punto de chequeo ante pecados generalizados, y de allí, pasar a la congregación. Otro asunto a tomar en cuenta es que al convivir el ministro en el mismo contexto de su congregación, está expuesto a las mismas tentaciones, no somos monjes que pasamos la semana en el desierto, recluidos en cuevas para salir eventualmente a dar un mensaje a la ciudad, vivimos en medio de nuestro pueblo y aquello que nos afecta a nosotros probablemente les esté afectando a ellos. La tormenta que está amenazando con desprender el techo de tu casa probablemente esté haciendo sentir sus efectos también en la casa de tu hermano; y si no se está sintiendo en tu techo, por ser tu construcción más robusta, sal corriendo a ayudar a tu hermano para que juntos afirmen mejor el suyo.

  • El viento sopló contra nosotros y casi nos robó toda luz, pero la pequeña vela que en el extremo permaneció encendida fue suficiente para volver a prender todo el candelero.

    Las iglesias son identificadas con candeleros, posiblemente candeleros de siete brazos como el que se puso dentro del tabernáculo. A diferencia de una vela, el candelero es por lo regular un conjunto de luces: brilla intensamente cuando está encendido en todas sus partes y pierde intensidad cuando cada vela se apaga. Del mismo modo ocurre en la iglesia, en su mejor estado alumbra de forma refulgente al mundo con la luz de Cristo2 y en el peor, la sombra le invade y quedan solamente pequeñas luces dispersas; pero milagrosamente, de una pequeña luz se pueden encender nuevamente las demás y tal cosa viene ocurriendo recurrentemente a lo largo de la historia. El viento sopló contra nosotros y casi nos robó toda luz, pero la pequeña vela que en el extremo permaneció encendida fue suficiente para volver a prender todo el candelero. Esa es la iglesia de Cristo: un conjunto de velas juntas que cuando son encendidas al mismo tiempo llenan de luz la habitación. Esto es un avivamiento: un proceso por medio del cual una vela enciende la otra y dónde las tinieblas tienen que retroceder. Esto es un avivamiento nacional: un conjunto de candeleros encendidos cuya luz trasciende a sus habitaciones y alumbra toda una ciudad.

  • El hecho de que el Señor se estuviera moviendo entre las siete iglesias, incluso en aquella que estaba a punto de vomitar de su boca, nos anuncia esperanza.

    Cristo tiene en su diestra a las siete estrellas (ministros) y se mueve en medio de sus siete candeleros (iglesias) ¡Qué gran estimulo para cada congregación y su ministro! Esta semana recibí aliento especial al saber que no estoy solo en el trabajo, que así como tengo muchas cosas en mis manos, es Cristo quien me tiene a mí en su mano derecha. Al mismo tiempo, el hecho de que el Señor se estuviera moviendo entre las siete iglesias, incluso en aquella que estaba a punto de vomitar de su boca, nos anuncia esperanza. Él está aquí, en la congregación más apagada y en la más encendida puede estar, su promesa de que estaría con nosotros hasta el fin del mundo y en reuniones tan pequeñas como de dos o tres, ahora es reiterada de forma simbólica. Él sí conoce las características específicas de cada iglesia, ¡y aún así se mueve! A Él sea la gloria por su misericordia y paciencia.

  • El mensaje de Cristo fue dado en plural, las cartas apostólicas también fueron escritas así.

    Las cartas fueron escritas en plural, y este no es un hecho fortuito. El plural es el número natural en la lingüística de la iglesia: el mensaje de Cristo fue dado en plural, las cartas apostólicas también fueron escritas así. Pensar el cristianismo en singular es un error, relativamente nuevo, que responde a una cultura individualista que busca llenar sus expectativas egoístas. «Los unos a los otros» es la expresión más común, la más recurrente. Indudablemente algunas velas del candelero eran la excepción a la regla, pero a pesar de que su luz permaneciera encendida y la de sus hermanos no —y posiblemente a causa de esto (indiferencia)—, fueron igualmente reprendidos con los otros. Esto debe ponernos en alerta, buscar que no solamente nuestra luz alumbre, sino, que en la medida de lo posible, alumbre también la vela que nos queda al lado. Quizás no pueda la vela extenderse por su propios medios para encender su vecina, pero quizás podamos rogar al Señor, que se mueve entre los candeleros, que extienda su mano misericordiosa y que use nuestro fuego como fuente para encender el fuego en los demás. Que cuando nos pregunten a nosotros por nuestro hermano, no respondamos como Caín3, que seamos el hermano mayor que cuida del más pequeño y no el hermano egoísta y celoso que lo asesina.

  • Entre las siete, con sus virtudes y defectos, se podría encontrar el vademécum de la iglesia del Señor.

    A pesar de estar las siete iglesias relativamente cerca (en un radio de 150KM) tenían entre ellas amplias diferencias. La debilidad de una era su falta de devoción, la de la otra su indiferencia ante la herejía. Entre las siete, con sus virtudes y defectos, se podría encontrar el vademécum de la iglesia del Señor. Al prepararme para enseñar sobre esto me llamó la atención que por lo menos tres de los defectos descritos son asuntos que yo he llegado a considerar innegociables a la hora de compartir con una iglesia, pero que desde la perspectiva de Dios, ni son los defectos más grandes ni hace tal defecto inútil al candelero. Quizás rechazo a tal iglesia por permitir determinada herejía (Pérgamo) o tolerar determinado pecado (Tiatira), pero estoy siendo rechazado por mi falta de devoción (Esmirna) o por mi tibieza (Laodicea). Una de las paradojas de nuestros candeleros es que aquellas iglesias más superficiales en su adoración a Dios son las que más discuten acerca del lugar correcto o la forma correcta en que se debe de adorar. Permita el Señor que no tengamos enemigo preferido de esos que buscan apagar nuestra luz, que nos cuidemos del viento y también nos cuidemos del agua y no rechacemos ni la vela soplada ni la vela mojada, sino que deseemos volver a encenderlas a ambas.

  • Casi todas las iglesias descritas tenían faltas y tenían virtudes, solamente una de ellas tenía virtudes sin faltas y otra solamente tenía faltas sin virtudes. Esto demuestra que hacer la voluntad de Dios es posible (Esmirna, Filadelfia) y que también la iglesia moribunda tiene esperanza (Sardis). Algunos dicen que solamente es iglesia la que tiene todas las velas encendidas o dispuestas en determinada formación —fariseísmo— y otros dicen que lo importante es estar en el candelero aunque sea con las luces apagadas —nominalismo—; yo digo que solamente aquel que se mueve en medio de los candeleros tiene potestad para removerlos. Mientras vea un brazo en el cuál encender una vela haré todo lo que esté a mi alcance para que ese candelero alumbre. Si la intención de Cristo es la restauración, que sea esa intención también la nuestra.
  • Las virtudes y faltas de otras iglesias deberían ser ejemplo y precaución para nosotros. Apocalipsis del 1 al 3 es una carta general con siete mensajes particulares, lo que indica que la intención del Señor no era solamente que cada iglesia corrigiera su falta, sino, que también, se cuidara de repetir la falta de las demás. No está mal mirar el estado de la iglesia, pero al hacerlo, cultivemos más un espíritu preventivo que un espíritu crítico. No es ni adecuado ni saludable salir a buscar defectos para avergonzar a quien los tiene, pero siempre es prudente aprender lecciones positivas del ejemplo negativo.
  • La iglesia de Laodicea, que recibió la mayor reprensión fue la que recibió también la mayor, más clara e ilustrada invitación a volverse a Cristo. En esta, que es la séptima iglesia, la carta se vuelve mucho más pormenorizada e incluye hechos metafóricos particulares tomados de la misma ciudad que ameritan una interpretación detallada que quizás eventualmente pueda compartir, pero en lo que refiere a esta serie de notas, diré que «donde abundó el pecado, sobre abundó la gracia4».
  1. Gálatas 4:14 RVR: «Y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.» []
  2. Mateo 5:16 RVR «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos. []
  3. Génesis 4:9: «Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?» []
  4. Romanos 5:20 []

3 comentarios

  1. el parrafo 3 dice casi la verdad los 7 angeles son personas normales hechos zantos elegidos por jesus de entre el mundo y cuando termine la vida de ellos va segur lo que escrito esta las personas elegidas por ahi andan falta saver kienes son hasta ahora solo tengo el conocimiento de uno mas tarde ke temprano se sabra si esque el vaticano los descubre depuracion en curso

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