La voz de Dios

Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? (Génesis 3:9-11)

Las redes sociales están llenas de falsas voces que imitando la voz de Dios le dicen a la gente con «comezón de oír» lo que la gente quiere.

Muchos quieren escuchar la voz de Dios, pero es posible que cuando la escuchen salgan corriendo despavoridos a esconderse detrás de los árboles, como Adán; y al igual que Adán, respondan llenos de miedo: «oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí». Esperan escuchar una voz amigable, una que esté de acuerdo con ellos, una que no les confronte ni les contradiga, y en su búsqueda, terminan siendo engañados o engañándose a ellos mismos. Otros desperdician su tiempo haciendo copy & paste de diferentes partes de la voz de Dios y con ellos fabrican una nueva voz —sinterizada y falsa— que dice lo que quieren escuchar. Las redes sociales están llenas de falsas voces que imitando la voz de Dios le dicen a la gente con «comezón de oír»1 lo que la gente quiere. «No te dejaré ni te desampararé»2, «esfuérzate y sé valiente»3 y «si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?»4 no son comodines de la revelación de Dios aplicables a un universo ilimitado de situaciones, sino mensajes específicos y particulares dados por Dios a determinadas personas en un contexto. Como el falso profeta Hananías, esos fabricantes de voces hacen que el pueblo confíe en mentiras y les anuncian paz y tranquilidad a la gente cuando lo que verdaderamente necesita es arrepentimiento.

Entonces dijo el profeta Jeremías al profeta Hananías: Ahora oye, Hananías: Jehová no te envió, y tú has hecho confiar en mentira a este pueblo. Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo te quito de sobre la faz de la tierra; morirás en este año, porque hablaste rebelión contra Jehová. Y en el mismo año murió Hananías, en el mes séptimo. (Jeremías 28:15-17)

Galletas de la fortuna

¡La voz de Dios no es un «mensajito positivo» como los que vienen en las galletas de la fortuna!

Es un despropósito hacer de la Biblia un corolario de autoayuda y superación personal usando versículos sueltos fuera de su contexto. Lo único de esas afirmaciones aisladas que es universal y aplicable a todo el mundo es que en la forma en que fueron ayudadas otras personas en otros tiempos para que pudieran hacer la voluntad de Dios —y no la propia—, también podemos ser ayudados nosotros. «Jehová está conmigo como poderoso gigante»5 no es un mantra; muchas de las personas que lo repiten sin entendimiento probablemente están en el lado contrario del gigante: justamente contra ellos, sus acciones y actitudes podría estar Jehová. Nuestro Dios habla, eso es seguro, lo hace con voz audible o en silencio, directamente a nuestra conciencia o a nuestros oídos, pero cuando habla, es común que el hombre tiemble. ¡La voz de Dios no es un «mensajito positivo» como los que vienen en las galletas de la fortuna!

Una voz segura

La voz de Dios siempre será coherente con su carácter y su voluntad previamente revelados en las Escrituras.

Tenemos que ser muy cuidadosos para no engañarnos a nosotros mismos —confundiendo nuestros profundos deseos con la voz de Dios— o ser engañados por el diablo o un falso maestro. Una buena regla para seguir es la siguiente: la voz de Dios, hablando a nuestra conciencia por cualquier medio, siempre será coherente con su carácter y su voluntad previamente revelados en las Escrituras y lo más común es que cuando Dios nos hable en vez de darnos un nuevo mensaje nos recuerde lo que previamente ya había dicho y nosotros ignoramos. No nos dirá lo que queremos oír, sino lo que tenemos que escuchar. Como le dijo a Adán: «¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?» Por eso, mientras más hurguemos en cada rincón de las Escrituras en mejores condiciones estaremos de discernir correctamente entre muchas otras falsas voces lo que Dios nos dice hoy. Lo que hace que la voz que escuchamos sea confiable no es lo fuerte que suene, la cantidad de gente que atraiga ni la reverberación que tenga, sino, lo mucho que se parezca a lo que de Dios se nos reveló en un medio seguro: Las Escrituras6. A veces alguien me pide que «le dé una palabra», lo que regularmente significa: ora por mí, imponme las manos y dame un mensaje particular de parte de Dios. Yo no solamente le doy una palabra, voy más allá y le doy también algunos números: Juan (la palabra) 5:39 (los números):

Una palabra:
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. (Juan 5:39)

  1. 2 Timoteo 4:3-4 RVR «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas». []
  2. Josué 1:5 []
  3. Josué 1:6 []
  4. Romanos 8:31 []
  5. Jeremías 20:11 []
  6. 2 Pedro 1:19 RVR «Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones». []

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