La expresión que demuestra nuestro amor

Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
—1 Juan 4:12-15

En esta enseñanza, basada en 1 Juan 4:12-21, vimos que el amor cristiano no es una filosofía abstracta de las que reposan en libros y sólo satisfacen a quien las entiende, sino una realidad palpable que tiene como propósito manifestarse y beneficia al que la recibe. El cristiano no solamente conoce la forma correcta del amor, también la expresa, y de no expresarla, entonces no lo es.

Algunas citas

Los hombres quieren ver a Dios, tener una teofanía, presenciar un milagro, viajar a los días del Nuevo Testamento para ver a Cristo encarnado. La manera en que Dios se ha hecho visible y palpable en nuestros días es por medio de nuestras relaciones de amor. Donde quiera que hay una iglesia conviviendo hay testimonio fehaciente de la presencia de Dios. Al amarnos, hacemos que Dios sea visible.

Nuestro amor no es suficiente. La salvación es del Señor. Nuestro amor puede ser utilizado por Dios para que los hombres le vean, pero no es algo mecánico. Es incorrecto asumir que nuestro amor será suficiente para obrar salvación. Si aún en Jesucristo —la imagen misma del Dios invisible Colosenses 1:15 — los hombres encontraron tropiezo, con el amor de su iglesia (perfeccionable) no será diferente. La salvación sigue siendo del Señor.

El amor al que se refiere Juan en su carta aspira a la correspondencia: amar a otros y dejarse también amar por ellos. Personas específicas (nombre, rostro, historia, personalidad), en relaciones concretas y con vocación de permanencia.

Cuando Juan dice que «Dios permanece en nosotros»: En un verdadero creyente el amor no es un evento transitorio, sino un estado permanente, a causa de la presencia de Dios. Es algo definitivo, en lo que no caben grados o niveles: Dios está en nosotros o no lo está.

Cuando juan dice que «Su amor se ha perfeccionado en nosotros»: Lo perfecto representa algo acabado, que es completo, que cumple o alcanza su meta. Es algo progresivo, a medida que crecemos en amor nos vamos perfeccionando y cumpliendo así el propósito de Dios.

¿A qué se debe el énfasis de Juan en la obra del Espíritu Santo en esta parte de la carta? Al parecer está evitando que sus lectores confundan el amor verdadero con los sentimientos y emociones pasajeras. Está demostrando que si realmente amas como Dios lo espera lo harás porque Dios, en la persona del Espíritu Santo, en ti ha estado obrando.

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