Considero que tengo el deber de levantar los afectos de mis oyentes tan altos como me sea posible, siempre que solo los mueva la verdad, y con unos afectos que estén de acuerdo con la naturaleza de aquello con lo que son movidos.Jonathan Edwards, (1703-1758), Pastor, Teólogo y Misionero del siglo del XVIII.
Durante el Gran Despertar (1740) se hicieron evidentes muchos desordenes y arrebatos emocionales. La reacción de algunos fue «suspender las emociones», evitando así que se desborden. La respuesta de Jonathan Edwards fue distinta y mucho más sabia: poner nuestros afectos (emociones) al servicio de la verdad y en cuanto nos sea posible, así levantarlos. Encontré la cita de arriba releyendo su libro El fin por el cual Dios creó al mundo y me recordó el artículo Emoción con fundamento.