En realidad el hombre natural no tiene tanta hambre y sed de justicia como dice tener, pues si verdaderamente fuera asÃ, no solamente se quejara del delincuente que sale por televisión, sino también por aquellos delitos privados que cometen a diario contra sà mismos, contra el prójimo y contra Dios y le tienen sin cuidado.
En palabras sencillas, un manso es aquel hombre que con la ayuda del EspÃritu Santo ha logrado dominar su hombre interior, de forma tal que ya no tiene sed de venganza o retaliación ni vive para defender sus propios intereses.
¡Bienaventurados los que lloran! Pues tienen evidencia de la obra del EspÃritu Santo en sus corazones, de forma tal que se han vuelto tiernos, significa que realmente están vivos. No sucede naturalmente, pero hay motivos puntuales por los que un hombre sensibilizado por el EspÃritu Santo tiene que llorar.
Recientemente en dos ocasiones y decenas de veces en los últimos años he tenido que responder la pregunta. Escribo ahora esto no tanto con la intención de darle respuesta, sino con la intención de dar aliento. Lo que pretendo con este corto artÃculo es ayudar a mis hermanos a glorificar al Señor en sus relaciones con familiares que aún no han creÃdo.
La gracia común de Dios se ve en la vida de los cainitas (la reprensión, la edificación de ciudades, el establecimiento de familias, el desarrollo tecnológico y en el florecimiento de las artes), con su expresión más grande en tu paciencia.
De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. Salmos 24:1 MayordomÃa: Una actitud con respecto a los bienes que nos lleva a usarlos de modo tal que nuestro Señor sea glorificado. Gran parte de los problemas y preguntas que podemos tener con relación al cuidado de nuestros […]