Quienes por años hemos estado leyendo la Biblia podemos dar por sentado que todo el que tiene una sabe usarla, y quienes comienzan a leerla piensan que algunos tienen una capacidad especial que les permite llegar instantáneamente a cualquier versículo de la misma, para ellos, es buscar la aguja en un pajar y una labor estresante.
En palabras sencillas, un manso es aquel hombre que con la ayuda del Espíritu Santo ha logrado dominar su hombre interior, de forma tal que ya no tiene sed de venganza o retaliación ni vive para defender sus propios intereses.
¡Bienaventurados los que lloran! Pues tienen evidencia de la obra del Espíritu Santo en sus corazones, de forma tal que se han vuelto tiernos, significa que realmente están vivos. No sucede naturalmente, pero hay motivos puntuales por los que un hombre sensibilizado por el Espíritu Santo tiene que llorar.
Fruto no es cualquier cosa «buena» que se manifiesta en la vida de alguien, sino, solamente aquello que se manifiesta como consecuencia de la vida de Cristo y que sin Cristo sería imposible que se manifestara.