Que Dios te use a pesar de tu desvarío no es un testimonio se Su aprobación, sino de Su soberanía. Dios es el creador y el hombre la creatura, el creador puede usarnos soberanamente como herramienta suya sin que su trato implique que se agrade en nosotros.
Todo cristiano anhela ver el crecimiento de la iglesia, pero sabemos que esto no depende de nosotros mismos: es un milagro, algo sobrenatural que Dios se ha reservado para Él. Lo que sí está a nuestro alcance es sembrar en tantos lugares como nos sea posible, orar y esperar en el Señor, y si vemos fruto, administrar la cosecha como mejor podamos.
La completa eliminación del hambre, de la enfermedad o las injusticias no debería ser nuestra aspiración en este momento. Pero el otro extremo, la indiferencia, tampoco debería ser nuestro lugar: sabemos que siempre tendremos pobres entre nosotros, pero podemos trabajar para que no sean siempre los mismos.
En la mayor parte de Latinoamérica la gente ya tiene cierto conocimiento sobre Jesús. Los tres primeros evangelios (Mateo, Marcos y Lucas) son especialmente útiles para conocer su persona, pero el cuarto evangelio (Juan) fue escrito expresamente «para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre».
Podría ser que la motivación de quienes siguen hoy el camino de los edomitas (alegrándose, jactándose y aumentando la aflicción del hermano caído) sea un fuerte celo por la obra de Dios mal canalizado, pero en muchos casos la motivación podría ser todavía más baja: soberbia, arrogancia y la falta de misericordia; envidia, celos y viejas rencillas sin superar.
Las Sagradas Escrituras se perciben como un armonioso sistema, con un centro al que todo apunta (Cristo), un hilo conductor que mantiene todas las partes bien cohesionadas (la historia de la redención) y un propósito que hace que todo tenga sentido (la gloria de Dios).
Es una ironía. Los cristianos somos acusados por los incrédulos de basar nuestra fe en un libro que justifica la esclavitud, pero nuestros acusadores no han considerado que el ideal de libertad que ellos hoy defienden fue el cristianismo que se los enseñó.
Ante la posibilidad de que «mi correcta doctrina» le sea un estorbo coloco a mi hermano por encima de mi placer, que es el mejor uso que puedo hacer de mi libertad cristiana. Quizás, absteniéndome yo ahora por amor a mi hermano logro que eventualmente ambos tomemos vino en la presencia del Señor.
Tener la Biblia en digital ha atraído a aquellos lectores que antes probablemente no la leían en determinados lugares, como el tren, para no sentirse cuestionados. El libro digital da cierto anonimato al lector. Por otro lado, muchas personas están leyendo sus Biblias en diferentes momentos del día porque la llevan en sus bolsillos.