Orar es más que pedir cosas, es también manifestar una actitud ante nuestro Señor, ¡y rendir cuentas! Cuando venimos a su presencia, aún antes de abrir los labios con nuestra actitud ya estamos hablando.
La misericordia es la expresión intencional del amor, impulsada por el Espíritu Santo y expresada ante aquellos que de forma natural no entrarían en nuestro radar.
Lograr que en vez de ocupar seis horas a la semana en actividades de valor secundario como ver actualizaciones en redes sociales, el siguiente capítulo de una serie en Netflix o videos en YouTube ese tiempo sea utilizado para la exaltación del Señor y la edificación de su iglesia.
Prediqué este sermón el domingo pasado con motivo del día de las madres, pero como todas las Escrituras, es apropiado para toda la familia.
La frase es de Francisco de Asís, y se repite frecuentemente: «predica todo el tiempo, y de ser necesario, usa las palabras». Las dos limitaciones principales son las siguientes.
En realidad el hombre natural no tiene tanta hambre y sed de justicia como dice tener, pues si verdaderamente fuera así, no solamente se quejara del delincuente que sale por televisión, sino también por aquellos delitos privados que cometen a diario contra sí mismos, contra el prójimo y contra Dios y le tienen sin cuidado.
Quisiera implementar en el trabajo que mis hermanos y yo hacemos para el Señor las mejores prácticas que estén a nuestro alcance: no solamente servir a los demás con nuestros dones, sino hacerlo como buenos administradores.
Quienes por años hemos estado leyendo la Biblia podemos dar por sentado que todo el que tiene una sabe usarla, y quienes comienzan a leerla piensan que algunos tienen una capacidad especial que les permite llegar instantáneamente a cualquier versículo de la misma, para ellos, es buscar la aguja en un pajar y una labor estresante.
En palabras sencillas, un manso es aquel hombre que con la ayuda del Espíritu Santo ha logrado dominar su hombre interior, de forma tal que ya no tiene sed de venganza o retaliación ni vive para defender sus propios intereses.