Así como providencialmente se nos ha concedido creer, también se nos ha concedido padecer e identificarnos con Cristo, a veces en formas muy palpables.
La meta en la vida del creyente no debería ser solamente su crecimiento particular, sino que debería ocuparte también de crecer junto a sus hermanos, sabiendo que somos un cuerpo, una familia, que militamos juntos en el ejército del Señor
La iglesia cristiana no es una fundación ni una ONG, la tarea no es solamente práctica, sino principalmente espiritual. Es absolutamente necesario que sea evidente una relación personal creciente con el Señor de la obra antes de ponerle la mano al arado.
No hace falta estar en la primera juventud, sino estar frescos en la presencia del Señor y prestos para responder cuando se nos requiera.
Vale la pena trabajar en equipo, y para hacerlo conviene tener presente las motivaciones que nos llevaron a dejar de trabajar solos.
Dejar de pensar en mí para pensar en nosotros y proyectarnos en forma corporativa es un esfuerzo constante e intencional. ¡Es parte de morirnos a nosotros mismos!
Comenzar el trabajo de edificación sin comprender bien el mecanismo solamente conduce a la frustración y a un cansancio sin fruto.
Una madre tuvo que desprenderse de su hijo y Dios intervino milagrosamente para darle la oportunidad de criarlo. Lo hizo bien y sus resultados se hicieron evidentes.
Viene sucediendo desde el libro de los Hechos en cada momento de la historia, cada vez que el reino de los cielos se ha abierto camino entre las tinieblas ha dejado tras su paso una estela de benevolencia: testimonios, instituciones, justicia y solidaridad.