Algunas motivaciones para tener un Campamento Bíblico de Verano

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Proverbios 22:6

Es un esfuerzo enorme desde todos los puntos de vista y lo que nos impulsa es la convicción: los niños tienen alma, y la suya tiene el mismo valor que la de un adulto. Así mismo, creemos que los medios de gracia del Señor pueden alcanzar a los pequeños desde la más tierna a edad.

Si tu iglesia está por organizar un evento de verano para los niños, si ya lo hizo o no está en su agenda, en este artículo pretendo persuadirte de que vale la pena.

Estamos en el momento del año en el que muchas iglesias tienen la Escuela Bíblica de Verano (EBDV o Campamento Bíblico), un evento anual de varios días en el que un gran número de niños es puesto en contacto con la Palabra de Dios, siendo la única oportunidad en el año para muchos de ellos. Durante una semana son traídos a la casa del Señor y sus mentes expuestas a la sabiduría que viene de lo alto, entonces regresan a su vida cotidiana y de la mayoría de ellos no volvemos a saber. Es un evento relativamente corto, que requiere un presupuesto considerable, un enorme esfuerzo humano y cuyo fruto no necesariamente se cosecha en el momento, sino años o décadas después. Es esperable que varias veces en la jornada nos hagamos la pregunta: ¿realmente vale la pena? Si tu iglesia está por organizar un evento de verano para los niños, si ya lo hizo o no está en su agenda, en este artículo pretendo persuadirte de que vale la pena hacerlo, aún con todas las objeciones que se puedan encontrar.

Nuestra experiencia local

El campamento de nuestra iglesia fue el mes pasado. Es el segundo que hacemos, aunque desde hace muchos años venimos haciendo el día de la familia, que es un evento muy parecido, y cada semana nuestro ministerio de niños es un campamento pequeño, con muchos de los elementos que tenemos en el evento anual (instrucción bíblica, adoración infantil y manualidades). Entre nosotros, el campamento de verano es uno de los momentos más alegres del año, muy esperado y celebrado. Somos una iglesia pequeña, pero el equipo de voluntarios es enorme: este año casi cuarenta hermanos estuvieron durante cuatro días sirviendo unos cien niños. Algunos toman vacaciones en sus trabajos para poder servir y todos se estuvieron preparando durante meses meses: una muestra de la gracia del Señor. Es un esfuerzo enorme desde todos los puntos de vista y lo que nos impulsa es la convicción: los niños tienen alma, y la suya tiene el mismo valor que la de un adulto. Así mismo, creemos que los medios de gracia del Señor pueden alcanzar a los pequeños desde la más tierna a edad. Adicional a estas dos principales, hay otras motivaciones también importantes que quiero compartir. Tener estas motivaciones en mente —quizás volviendo a leerlas— puede impulsarnos a comenzar o mantenernos motivados en el proceso.

Audio Para conocer más sobre nuestras convicciones sobre el ministerio con los niños puedes escuchar el audio Dejemos que los niños vengan.

Cinco (5) motivos importantes para hacerlo
(Adicionales a que los niños tienen alma y los medios de gracia pueden alcanzarles.)

  1. Un campamento redime una gran cantidad de tiempo y talento. Hermanos con una gran cantidad de dones (arte, coordinación, instrucción) se pueden encontrar trabajando juntos en la casa del Señor a favor de los más pequeños. El nivel de excelencia que alcanza este evento en nuestra iglesia es impresionante, y todo se logra con recursos locales y el sacrificio desprendido de nuestros hermanos; es completamente gratis para todos los participantes. Adicional al tiempo particular que le requiere prepararse para su tarea específica, cada miembro de un equipo llega a participar en hasta cuatro reuniones de planificación, si se multiplica este tiempo por la cantidad de hermanos involucrados son cientos de horas que se están dedicando al reino, una ofrenda de olor fragante que por fe sabemos es bien recibida por nuestro Señor.
  2. Un campamento nos ayuda a interiorizar en la vida de la iglesia que los niños importan. Podemos predicarlo, podemos difundirlo, podemos hasta escribirlo, pero sacrificarnos especialmente para atenderlos a ellos es el mensaje más contundente que podemos dar al respecto de que los niños nos importan. El testimonio de que durante una semana nos hicimos presentes para enfocarnos en sus vidas, afectando el espacio, el tiempo y el presupuesto, puede ser la mejor manera de ilustrar nuestro mensaje. (Si se puede extender el evento hasta el domingo, de forma tal que toda la congregación encuentre puesta la decoración y participe aunque sea en una parte del programa, el mensaje será aún más impactante.)

    Podemos predicarlo, podemos difundirlo, podemos hasta escribirlo, pero sacrificarnos especialmente para atenderlos a ellos es el mensaje más contundente que podemos dar al respecto de que los niños nos importan.

  3. Un campamento da continuidad a un precioso legado. La iglesia evangélica en Latinoamérica tiene una historia preciosa acerca del trabajo con los niños. Hace cuarenta años el énfasis estaba en los niños y nuestras iglesias locales (incluido su liderazgo), es parte del fruto de esa labor. Paulatinamente él énfasis ha sido desplazado hacia otros ministerios. Muchas Iglesias locales prefieren trabajar con familias completas —esto es, con los niños que son traídos por sus padres— pero nuestras ciudades están llenas de niños que están creciendo si una familia física y necesitan una familia espiritual. Un campamento no solamente alcanza los niños que vienen con sus padres también alcanza a «los otros niños». Aunque no sea esta la intención con que se hace, una iglesia cuyo único medio para alcanzar a los niños es el trabajo con sus padres está cometiendo una gran injusticia. Y si la idea que los detiene es la falsa concepción de que «los niños no contribuyen» con la iglesia el asunto no es solamente injusto, sino pecaminoso y perverso. El vecino de un miembro de la iglesia, el niño que está siendo criado por su abuela, aquel cuyos padres son indiferentes a su situación espiritual, también tienen espacio en la casa del Señor, y formarlos, es frecuentemente la mejor contribución que como iglesia podemos hacer para bendecir su familia particular y también para fortalecer a largo plazo a la familia como institución. Ellos eventualmente crearán su propia familia y la fundamentarán en el temor de Dios.

    Aunque no sea esta la intención con que se hace, una iglesia cuyo único medio para alcanzar a los niños es el trabajo con sus padres está cometiendo una gran injusticia.

  4. Un campamento es una oportunidad para crear memorias. Cuando damos testimonio a los adultos frecuentemente recuerdan que de niños asistieron a una escuela bíblica, y quizá fue ese uno de los más gratos momentos de su niñez. Las memorias que podamos crear en un niño en la casa del Señor pueden ser un cable a tierra y un medio de gracia a ser utilizado eventualmente por el Señor para eventualmente regresarlo a su casa. Muchos padres que conocieron de niños la casa del Señor se muestran dispuestos a enviar a sus hijos, y al verles contando con emoción las canciones y recitando versículos de la Biblia ellos les están predicando al revivir su propia experiencia. Una de mis primeras memorias es que visité la iglesia, me aprendí un versículo y me gané un cerdito de cerámica que estuvo en un estante de mi casa durante largo tiempo y fue un constante recordatorio en mi niñez de una experiencia grata de la casa del Señor que sin duda me estimuló a seguir viniendo. Gran parte del arraigo y capital social de la iglesia latinoamericana se construyó con esas memorias que durante años hemos estado creando en los niños. Hay adultos en posiciones de poder e influencia que sin ser cristianos se constituyen como muro para detener el avance de la maldad porque temprano en sus vidas tuvieron una experiencia de iglesia, y aunque no vivan de acuerdo a ella tiene respeto por la Palabra de Dios.

    Las memorias que podamos crear en un niño en la casa del Señor pueden ser un cable a tierra y un medio de gracia a ser utilizado eventualmente por el Señor para eventualmente regresarlo a su casa.

    Muchos padres que conocieron de niños la casa del Señor se muestran dispuestos a enviar a sus hijos, y al verles contando con emoción las canciones y recitando versículos de la Biblia ellos les están predicando al revivir su propia experiencia.

  5. Un campamento es una preciosa oportunidad de unir la iglesia. Diferentes generaciones trabajando juntas, hermanos que no habían tenido la oportunidad sosteniendo el mismo arado, niños que se convierten en motivos de conversación y oración entre nosotros. El nivel de integración que logra la iglesia en el corto tiempo que dura el campamento trasciende al verano y fortalece durante todo el año cada uno de nuestros ministerios. Algunas empresas hacen eventos de integración para su personal donde tienen que hacer equipos y juntos superar diferentes retos con la expectativa de que la experiencia aprendida se integre a su jornada laboral; lo mismo puede hacer el Campamento Bíblico de Verano, para una misión mucho más importante y con implicaciones eternas.

    El nivel de integración que logra la iglesia en el corto tiempo que dura el campamento trasciende al verano y fortalece durante todo el año cada uno de nuestros ministerios.

Todo comienza con el liderazgo

Podemos delegar la tarea, pero no la convicción ni la responsabilidad.

Es absolutamente necesario que el liderazgo de la iglesia se involucre, podemos delegar la tarea, pero no la convicción ni la responsabilidad. Es muy difícil que una iglesia local emprenda un esfuerzo de estas dimensiones, algo que afectará su presupuesto, su agenda y sus fuerzas, si su liderazgo no está comprometido. No es algo que se puede asignar a un grupo de hermanos para que lo hagan, es necesario interiorizarlo hasta que trabajo con los niños sea parte de nuestras convicciones: los pastores, los diáconos y todos los líderes clave tienen primero que creerlo y luego estar muy presentes. Espero que estas razones se conviertan en una fuerte motivación, en especial para el liderazgo de la iglesia. He escuchado muchas objeciones para hacerlo: unos dicen que no tiene presupuesto, otros que no tienen voluntarios o espacio, todas pueden ser superadas; la única objeción que encuentro importante, y también la más triste, es esta: los líderes no están comprometidos. Quiera el Señor que el año entrante el Campamento Bíblico de Verano llegue a estar en la agenda de la iglesia, en la de los líderes y en la de todos los voluntarios. !Y que sea desde ahora un motivo de oración!

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