Cuando me preparo para la enseñanza del domingo frecuentemente produzco más material del que puedo compartir. Durante la semana voy orando, estudiando y meditando en el pasaje de las Escrituras que compartiré, tomo muchas notas —antes en servilletas, ahora en el teléfono— y dibujo diagramas en una pizarra. Esas notas terminan convirtiéndose en los puntos principales y secundarios del sermón y determinan su extensión: los diagramas de la pizarra me ayudan a construir el andamiaje. Al compartirlo, tengo que explicar, ilustrar y aplicar cada uno de esos puntos en menos de una hora —antes de que Eutico1 se me duerma— y el tiempo regularmente no da, por lo que gran parte de mi trabajo del sábado es editar el material determinando cuáles de los puntos se incluyen y cuáles se quedan fuera a la luz del objetivo del mismo. La pregunta es: ¿cuáles son los puntos principales (regularmente tres) y secundarios más apropiados para llegar al objetivo? Así, muchas de las notas que tomo para el sermón se quedan fuera por asunto de espacio. Si el material restante es suficiente se convierte en otro sermón y si son muchas notas de un solo punto en un artículo. Lo que he pensado es comenzar a publicar esas notas que tomé para el sermón tal cuál, en bruto. Serían como los extras del tema del domingo. En un rato subiré la primera, uno de los puntos que pretendía incluir el domingo pasado (Fruto para Su Gloria) y por razones de espacio se quedó fuera.
- Hechos 20:9-10 RVR: «Y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo». [↩]