Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. Mateo 9:36-38
Algunos dicen que tenemos que elegir entre cantidad o calidad, yo respondo que las dos. Preguntan que si queremos ser una iglesia grande o una iglesia centrada en la Palabra del Señor; queremos ser una iglesia fuertemente asentada en la Palabra del Señor y una iglesia muy misericordiosa, que alcance muchas personas. ¡Las dos! No es verdad que las iglesias pequeñas son maduras y las grandes no, hay iglesias pequeñas que tienen la ignorancia que da miedo y hay iglesias enormes que están fuertemente cimentadas. El tamaño no es una excusa para no crecer, queremos crecer con cantidad y con calidad. Hay personas en Santo Domingo que aún no conocen a Cristo, que no tienen lo que tienes tú. Queremos ser una iglesia numerosa y queremos ser una iglesia profunda; una iglesia grande y una iglesia que glorifique al Señor; una iglesia que no comprometa el mensaje de Las Escrituras y que al mismo tiempo alcance a tantas personas como pueda alcanzar, queremos ser no solamente una multitud dispersa, sino también una multitud muy cuidada, las dos cosas.