El medio, el mensaje y la tecnología

Este post lo escribí ayer y por error se quedó en borrador. Está en futuro, pero debe de ser leído en pasado. Luego subo la presentación.

Estoy terminando de preparar una enseñanza que compartiré soy sábado en la Iglesia Cristiana de la Comunidad. El tema que me solicitaron compartir fue cómo la tecnología afecta nuestro trabajo para Dios, que son precisamente mis dos aguas: la tecnología (Invermedios) y el servicio cristiano (PezMundial). Estudiando Mateo 10, que es el texto que pienso explicar, me sorprendí al comparar la recomendación de Jesús al enviar a sus discípulos con los requerimientos que tenemos en la actualidad sus discípulos más contemporáneos. Cristo les entregó la autoridad, el mensaje, les señalo la ubicación, les diseño el plan, les recordó la actitud y los animó a revestirse de valor, pero al mismo tiempo, los despojó de todas las herramientas o medios que —humanamente hablando— les hubiesen sido útiles para su misión.

De algún modo, Cristo les estaba haciendo entender que lo más importante era el mensaje y que el medio serían ellos mismos.

No lleven oro ni plata ni cobre en el cinturón, ni bolsa para el camino, ni dos mudas de ropa, ni sandalias, ni bastón; porque el trabajador merece que se le dé su sustento. (Mateo 10:9,10)

Nosotros, discípulos del siglo 21, cuando pensamos en el cumplimiento de nuestra misión en el mundo, estamos más preocupados por disponer de las últimas herramientas (medios masivos, nuevos medios, equipos de comunicación, estructura, infraestructura, supraestructura, procedimientos, procesos, programas) que por el medio principal —que somos nosotros— y nuestro mensaje.

Lo que he descubierto y me tiene preocupado es que cuando la iglesia pierde su autoridad, su sentido de ubicación o, lo que es más preocupante, cuando pierde su mensaje, entonces comienza a preocuparse desmedidamente por los medios masivos y las herramientas más nuevas; cuando no tiene nada que decir o la suficiente autoridad para decirlo, entonces se refugia en la tecnología. Regularmente, la audiencia que lo recibe es inversamente proporcional a la importancia del mensaje. Esta puede ser la razón que explique por qué la telebasura tiene tantos consumidores. Quizás porque Cristo sí confiaba realmente en el poder de su mensaje, en vez de ir a se limitó a compartirlo inicialmente sólo con doce hombres; y con ellos trastornó el mundo.

Un comentario

  1. Excelente, hermano

    La iglesia pierde su autoridad cuando pierde su mensaje, y lo oculta con entretenimiento cristiano… por eso es que algunas parecen unos circos!!!!

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