En realidad el hombre natural no tiene tanta hambre y sed de justicia como dice tener, pues si verdaderamente fuera asÃ, no solamente se quejara del delincuente que sale por televisión, sino también por aquellos delitos privados que cometen a diario contra sà mismos, contra el prójimo y contra Dios y le tienen sin cuidado.
Cuando oramos, no lo hacemos contando solamente con que podemos recibir la respuesta de un padre amoroso, sino también con la expectativa de que el EspÃritu Santo puede persuadirnos en la intimidad de la oración acerca de un camino mejor, un deseo más alto y un anhelo más cercano al corazón de Dios, que es el mayor deleite en la vida hombre.
Porque vosotros sabéis perfectamente que el dÃa del Señor vendrá asà como ladrón en la noche; que cuando digan: paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel dÃa os sorprenda como ladrón. 1 Tesalonicenses […]
De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. Salmos 24:1 MayordomÃa: Una actitud con respecto a los bienes que nos lleva a usarlos de modo tal que nuestro Señor sea glorificado. Gran parte de los problemas y preguntas que podemos tener con relación al cuidado de nuestros […]