Un hombre no regenerado podrÃa convenientemente apartarse aunque sea temporalmente de pecados particulares al constatar sus destructivas consecuencias, pero solamente aquel en el que habita el EspÃritu Santo puede llegar a ver el pecado como Dios lo ve.
Orar es más que pedir cosas, es también manifestar una actitud ante nuestro Señor, ¡y rendir cuentas! Cuando venimos a su presencia, aún antes de abrir los labios con nuestra actitud ya estamos hablando.
Distraernos en cosas secundarias aunque no necesariamente sean pecaminosas es la tentación más común: el abuso del trabajo —incluido el trabajo ministerial— o el abuso del reposo son distracciones populares que por no tener la connotación negativa de la borrachera, el adulterio o la idolatrÃa se pasan por alto.
Como perro que vuelve a su vómito, asà es el necio que repite su necedad. Proverbios 26:11 Esto lo habÃa leÃdo muchas veces, pero hace unos dÃas lo vi con mis ojos por primera vez y aún me revuelve el estómago. Tenemos un nuevo perro en la casa —le llamamos Tinto— al que le he […]
El jueves pasado estuve compartiendo en PezMundial (Comunidad) una enseñanza basada en la historia de Jesús y la mujer adúltera (Juan 8:3-11), segunda parte de la serie sobre los nuevos comienzos. (Vean la primera: El hijo pródigo.) Hablábamos de la diferencia entre nosotros y Dios a la hora de determinar quién es pecador. Antes que […]