Billy Graham: tres cosas que harÃa de manera diferente
Rafael Pérez
De los libros que he leÃdo en los últimos años, uno de los que más valoro, me atreverÃa a leer y de hecho vuelvo a leer algunas de sus partes con frecuencia, es la autobiografÃa de Billy Graham, Tal como soy. En ella, ya al final, hay una hoja —páginas 767 y 768 en la edición en español— que tengo doblada. AllÃ, este predicador ya anciano, reflexiona sobre aquellas cosas de su larga vida que si pudiera volver atrás, harÃa de maneras diferentes. Cita varias en tres párrafos, que yo he tomado como buenos consejos, pues en ellos hay canas, hay sabidurÃa. Las transcribo a continuación.
- HablarÃa menos y estudiarÃa más y pasarÃa más tiempo con mi familia. Cuando reflexiono sobre el programa de trabajo que tenÃamos hace 30 o 40 años, me dejan pasmado todas las cosas que hicimos y los compromisos que cumplimos. A veces saltamos de una parte del paÃs a otra, o hasta de un continente a otro en el curso de sólo algunos dÃas. ¿Fueron necesarios todos esos compromisos? ¿TenÃa yo criterios adecuados en cuanto a cuáles aceptar y cuáles rechazar? Lo dudo. Cada dÃa que estaba ausente de mi familia se ha ido para siempre. Aunque muchos de esos viajes fueron necesarios algunos no lo fueron.
- También pasarÃa más tiempo en mi desarrollo espiritual, procurando llegar a estar más cerca de Dios para que pudiera ser más como Cristo. PasarÃa más tiempo en oración, no sólo por mÃ, sino también por los demás. PasarÃa más tiempo estudiando la Biblia y meditando sobre su verdad, no sólo para la preparación de sermones, sino también para aplicar su mensaje a mi vida. Es demasiado fácil que alguien en mi posición lea la Biblia solo con miras a un sermón futuro, pasando por alto el mensaje que Dios tiene para mà en sus páginas. Y le darÃa más atención a la comunión con otros cristianos, que pudieran enseñarme y animarme (y hasta reprenderme cuando fuera necesario).
- Si pudiera hacerlo todo de nuevo, también evitarÃa cualquier apariencia de participación en la polÃtica partidista. En general, como ya he dicho, mi interés principal en mis contactos con lÃderes polÃticos ha sido como pastor y consejero espiritual, no como asesor polÃtico. (…) Sin embargo, ha habido momentos en que sin duda salà de mi llamamiento como evangelista y me metà en la polÃtica. Un evangelista está llamado a hacer una cosa, y solo una: proclamar el evangelio. El meterse en cuestiones estrictamente polÃticas, o en la polÃtica partidista inevitablemente diluye el efecto del evangelista y transige su mensaje. Es una lección que quisiera haber aprendido más pronto.
Jul 17, 2008