Dado que los gobiernos son corruptos, los padres no siempre son el mejor ejemplo y la iglesia no está ajena a la debilidades y conflictos, ¿cómo podemos lograr sujetarnos a su autoridad?
La infidelidad matrimonial no es tan sencilla ni emocionante como parece, ceder traerá gran daño, sobre nosotros, nuestras familias (esposa, hijos, familiares indirectos), nuestras iglesias y sobre todo nuestro entorno.
Una madre tuvo que desprenderse de su hijo y Dios intervino milagrosamente para darle la oportunidad de criarlo. Lo hizo bien y sus resultados se hicieron evidentes.
El problema principal de las nuevas generaciones es una ira irracional, muchachos que viven rodeados de privilegios andan por la vida profundamente rotos: airados, dolidos y frustrados; actúan como si acabarán de regresar de la guerra y aún no llegan a los dieciocho años.