Que Dios te use a pesar de tu desvarío no es un testimonio se Su aprobación, sino de Su soberanía. Dios es el creador y el hombre la creatura, el creador puede usarnos soberanamente como herramienta suya sin que su trato implique que se agrade en nosotros.
No desafina tanto ante Dios la vibración en la cuerda de una guitarra como el carácter de quien la sostiene; podría seguir con una cuerda rota y Dios recibiría por igual su canción, pero si no tuviera el corazón correcto, aunque vibrara la cuerda en su frecuencia, sería reprobado; el hombre, su canción y su guitarra.
El hecho de ser cristianos no nos exonera la tribulación, tanto los justos como los injustos seremos atribulados. Nuestra única diferencia está en que para nosotros, la tribulación tiene sentido y provecho, un propósito predestinado desde antes para nuestro bien. A eso se le llama santificación: Dios formando en nosotros la imagen de Cristo.