La infidelidad matrimonial no es tan sencilla ni emocionante como parece, ceder traerá gran daño, sobre nosotros, nuestras familias (esposa, hijos, familiares indirectos), nuestras iglesias y sobre todo nuestro entorno.
Una madre tuvo que desprenderse de su hijo y Dios intervino milagrosamente para darle la oportunidad de criarlo. Lo hizo bien y sus resultados se hicieron evidentes.
El problema principal de las nuevas generaciones es una ira irracional, muchachos que viven rodeados de privilegios andan por la vida profundamente rotos: airados, dolidos y frustrados; actúan como si acabarán de regresar de la guerra y aún no llegan a los dieciocho años.
Esta es la historia de unos padres cuyo hijo nació en un momento poco favorable, que tuvieron que proveerle con los limitados recursos que tuvieron a mano y que aprovecharon bien el tiempo y el beneficio que providencialmente recibieron: poder formar en los primeros años el carácter de su hijo, de forma tal que pudiera retener sus convicciones durante toda su vida, cuando ya no estuviera con ellos.