Que Dios te use a pesar de tu desvarío no es un testimonio se Su aprobación, sino de Su soberanía. Dios es el creador y el hombre la creatura, el creador puede usarnos soberanamente como herramienta suya sin que su trato implique que se agrade en nosotros.
Los cristianos podemos aceptar con facilidad que Dios ha mostrado su amor para con nosotros de una manera especial, «en que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros», pero regularmente obviamos que la gracia común de Dios está disponible para todas sus criaturas.
Si el mundo celebra la navidad del Dios que no conoce, aprovechemos su intención para presentárselo. Si del anuncio que dio el ángel celebran solamente la primera parte (el nacimiento) aprovechemos la ocasión para darles el anuncio completo: lo que Cristo vino a traernos (salvación) y también lo que Cristo nos exige (sujeción a su señorío).
No está mal hacer planes y proyectos, no está mal tener una estrategia para administrar el fruto, pero la única mejora que puede ser considerada importante es llevar la iglesia cada vez más a su fundamento original: aquello ordenado por Cristo y documentado por sus apóstoles es la fuente de las mejoras; en eso, al tiempo de Dios, veremos un fruto que permanece.