La gracia común de Dios se ve en la vida de los cainitas (la reprensión, la edificación de ciudades, el establecimiento de familias, el desarrollo tecnológico y en el florecimiento de las artes), con su expresión más grande en tu paciencia.
Los cristianos podemos aceptar con facilidad que Dios ha mostrado su amor para con nosotros de una manera especial, «en que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros», pero regularmente obviamos que la gracia común de Dios está disponible para todas sus criaturas.