Una madre tuvo que desprenderse de su hijo y Dios intervino milagrosamente para darle la oportunidad de criarlo. Lo hizo bien y sus resultados se hicieron evidentes.
Quienes por años hemos estado leyendo la Biblia podemos dar por sentado que todo el que tiene una sabe usarla, y quienes comienzan a leerla piensan que algunos tienen una capacidad especial que les permite llegar instantáneamente a cualquier versículo de la misma, para ellos, es buscar la aguja en un pajar y una labor estresante.
Estas cinco prácticas (mostrar genuino interés, tener la misma fuente de autoridad, buscar oportunidades, depender de Dios y evitar controlar al aconsejado) son un buen punto de partida para comenzar a capacitarnos como consejeros.
Esta es la historia de unos padres cuyo hijo nació en un momento poco favorable, que tuvieron que proveerle con los limitados recursos que tuvieron a mano y que aprovecharon bien el tiempo y el beneficio que providencialmente recibieron: poder formar en los primeros años el carácter de su hijo, de forma tal que pudiera retener sus convicciones durante toda su vida, cuando ya no estuviera con ellos.