La infidelidad matrimonial no es tan sencilla ni emocionante como parece, ceder traerá gran daño, sobre nosotros, nuestras familias (esposa, hijos, familiares indirectos), nuestras iglesias y sobre todo nuestro entorno.
El problema principal de las nuevas generaciones es una ira irracional, muchachos que viven rodeados de privilegios andan por la vida profundamente rotos: airados, dolidos y frustrados; actúan como si acabarán de regresar de la guerra y aún no llegan a los dieciocho años.