Gratitud es la expresión de aquel que ha recibido algo, y en nuestra relación con Dios debería ser esta una constante. Dada la multitud de los bienes recibidos de Él, nos quedaremos cortos en nuestra expresión de agradecimiento, por eso, todo momento es oportuno para estimular la gratitud, es una de las cosas que nunca sobran, sino que siempre hacen falta.
No desafina tanto ante Dios la vibración en la cuerda de una guitarra como el carácter de quien la sostiene; podría seguir con una cuerda rota y Dios recibiría por igual su canción, pero si no tuviera el corazón correcto, aunque vibrara la cuerda en su frecuencia, sería reprobado; el hombre, su canción y su guitarra.