Los caballos no se deben juzgar por sus cascabeles, ni por su guarnición, sino por sus miembros, huesos y raza; y de igual modo, los sermones cuando son el objeto de la crítica de oyentes juiciosos, son estimados principalmente, según el número de verdades evangélicas, y la fuerza del espíritu evangélico que contienen. Hermanos, pesad vuestros sermones. No los vendáis al por menor, por varas, sino distribuidlos por libras.Charles Haddon Spurgeon, Pastor,
en su libro Discurso a mis estudiantes.