Cuando miramos hacia dentro, vivimos los por lo subjetivo, lo temporal, lo siempre cambiante, lo propenso a ser falso. Cuando miramos hacia fuera, el evangelio, vivimos por lo objetivo, lo que nunca cambia, lo que es perfectamente confiable y siempre y del todo verdadero.
C.J. Mahaney (Sovereign Grace Ministries), en su libro La vida Cruzcéntrica.
(Su libro recomienda que en vez de «escucharnos» a nosotros en nuestras mareas emocionales, deberíamos «hablarnos» el evangelio. Esto es muy consistente con los salmos, pues el salmista en vez de quedarse navegando en sus sentimientos le ordenaba a su alma «bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios1» y «vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien2». Sin duda, nuestro mayor bien y beneficio es el glorioso evangelio.)