Prediqué este sermón el domingo pasado con motivo del día de las madres, pero como todas las Escrituras, es apropiado para toda la familia.
En palabras sencillas, un manso es aquel hombre que con la ayuda del Espíritu Santo ha logrado dominar su hombre interior, de forma tal que ya no tiene sed de venganza o retaliación ni vive para defender sus propios intereses.