Para practicar la vida en comunidad, en vez de insistir e insistir en la necesidad de congregarnos, hagamos conciencia de los peligros de la soledad y los múltiples beneficios de la vida en compañía.
Lograr que en vez de ocupar seis horas a la semana en actividades de valor secundario como ver actualizaciones en redes sociales, el siguiente capítulo de una serie en Netflix o videos en YouTube ese tiempo sea utilizado para la exaltación del Señor y la edificación de su iglesia.