Hazle oÃdo a tu ministro, recibe con acción de gracias el instrumento que Dios ha enviado a tu congregación para edificarles y trata de entender su sistema, su programa y hasta su estilo. Ser cuidado, instruido y dirigido por el mismo hombre de Dios durante muchos años (como ministró Pablo a los Efesios) debe tenerse como un gran privilegio.
He descubierto que el ministerio pastoral está lleno de trampas. Existen miles de posibilidades que podrÃa estar aprovechando, cientos de actividades en las que podrÃa estar participando, decenas de llamados que podrÃa estar atendiendo. En este mar de cosas he tenido que pescar con cuidado —con mayor o menor éxito en cada ocasión— para separar […]