El motor del ejemplo

Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. (Hebreos 13:7)

Me gustan mucho las biografías, pero cuando las leo no busco solamente quién hizo qué, sino, cuál fue la causa, la razón o el impulso que había detrás de la persona que hizo tal cosa. Es algo que viene de niño, pues recuerdo que cuando me regalaban algún juguete de pilas no me atraía tanto su movimiento en sí, sino más bien el mecanismo interno que lo producía: lo desarmaba hasta dar con el motor y hacía del motor mismo, junto a una pequeña pila, mi juguete favorito. Por eso recordé los juguetes eléctricos y las biografías mientras leía la saludable recomendación del libro de Hebreos: recordar la persona, considerar el resultado de su conducta e imitar su fe. No imitar a la persona misma —algo que puede confundirnos o distraernos—, sino su fe. En tiempos donde la exaltación personal es la norma, ayuda mucho pensar en el motor.